sábado, 23 de febrero de 2008

Primer torneo de poesía VersodestierrO

Que se sepa de una vez: no seré un civilizado
Arthur Cravan* (el poeta boxeador)

Por Homenic Fuentes

A decir verdad no había existido en México un torneo de poesía, y menos realizado con las características de un evento deportivo. Quizá se deba que al hablar de deporte y poesía pareciera que entre los dos existiera un abismo insondable.
Al centro del ring las primeras en aparecer son las luces. Se desprenden de su ropaje e iluminan, imponente el espacio, en que habremos de presenciar la contienda. “Rudos o Técnicos”, los dos únicos caminos en los cuales el espectador habrá de atrincherarse.

El evento corre de la mano de Versodestierro (Adriana Tafoya y Andres Cardo, operadores de esta iniciativa). Mismo proyecto que difunde la poesía, desde hace algunos años, de mano en mano para generar o activar lectores potenciales. Adversario en el cuadrilátero surge de la necesidad de fundir la cultura contestataria general con la práctica de la poesía. Opta por dar el giro hacia el deporte, la competencia, y sobre todo a que los poetas que participan confronten las diferentes formas de concebir la poesía, al igual que los espectadores puedan disfrutar de los estilos y corrientes actuales.

Los trofeos acomodados en primera fila, son un mensaje directo para los osados atletas. La copa más grande es la más asediada, y la que más aturde a los competidores por su belleza y por todo lo que representa. Las otras son copas menos grandes para un segundo y un tercer lugar, lugares en los que nadie piensa. Todos van por el primero, todos miran hacia la cima.

Lo más cercano a este torneo de poesía son los slams (o word spoken) que surgieron en Estados Unidos, en los años 80, idea de Mark Smith, un obrero que trató de dar un giro a las lecturas convencionales de poesía. En los 90 se expandieron a Canadá, Francia e Inglaterra. En Hispanoamérica no hay antecedentes respecto a este evento como tal. Sin embargo han surgido manifestaciones similares: lecturas poéticas con máscaras de luchadores, “palomazos”, o mejor dicho improvisaciones escénicas; o la poesía con jazz (ya usada antes por los beat), en Veracruz los ya consabidos decimeros, que se enfrentan uno a uno, en países como Colombia, Cuba, Venezuela, Costa Rica y México, por mencionar algunos. Tochtli Productions y Logan Phillips organizaron en el 2007 el primer Slam en México. Los secundó la Alianza Francesa. Ambos siguieron la forma tradicional del Slam, donde el orden obedece a la forma básica del box: con jueces, rounds (entendidos estos como la lectura de un poema escrito por el participante), y límite de tiempo. Por otro lado, en ellos predomina la rima del rap (de los mc), o lo que sería similar en español (aunque en otro tono), la rima de la décima.
Adversario en el cuadrilátero conjuga tres disciplinas: la del box y la de la lucha libre. Añadiendo la estructura general de los torneos de futbol. De este modo el origen de esta contienda obedece más a la tradición hispanohablante que a la anglosajona. El planteamiento del evento tiene la intención de generar un marco para el “ejercicio” de la poesía y el acercamiento con lo diverso del público mexicano.

Después del tercer aviso, los ánimos se calientan. Cada uno de los participantes se mide. A través de la mirada se calculan la fuerza; escudriñan cada movimiento en el otro. Buscan sus puntos débiles. Unos se estrechan las manos hipócritas y un número de abrazos a destono parece mostrar el puñal en la espalda. La tranquilidad deja de ser, para dar paso a la incertidumbre. Los jurados leen los papeles del sorteo para conocer quiénes lucharan entre si. El Foro Alicia se enciende.

La prioridad es la poesía de reciente creación (que en lo actual se basa generalmente en el verso libre). Se arma el enfrentamiento poeta versus poeta en un ring, con la dinámica de “dos a tres leídas con límite de tiempo”. En la eliminatoria participaron 35 poetas, y se realizó en la explanada del Centro Cultural José Martí. Calificaron 16 a la siguiente ronda, que se disputó en el Centro Cultural Xavier Villaurrutia, donde la cantidad se redujo a ocho. Ocho poetas y cuatro retadores fueron los que pelearon por la copa en la gran final en el Foro Alicia. (Poetas de prestigio participaron, algún maestro de la conocida escuela Sogem, algunos premios de poesía, y variadas voces con varios libros en su haber). Las reglas que regularon el torneo fueron claras. Se calificó la calidad literaria, la propuesta del poema y el desenvolvimiento escénico. Los jurados fueron a lo largo de las tres fases varios poetas y editores: Mario Meléndez, María Cruz, Refugio Pereida, Adriana Tafoya (Versodestierro), Francisco Goñi (Monte Carmelo), Alfonso Guillén, Víctor M Muñoz (Metáfora), Emmanuel Brío, Leticia Luna (La cuadrilla de la langosta), Enrique Falcón (Mezcalero Brothers), Marcos Daniel Aguilar (Palestra), Víctor Gómez (Opción), Alejandra Peart (Atemporia), Silvia Padilla y Horacio Romero (El Aduanero). Cada juez levantó la papeleta al público con el nombre del elegido. La decisión fue inapelable.

Los cronistas no se quieren quedar atrás. Ellos quieren estar mas allá de donde las arañas hacen su nido. Hacen malabares con las palabras, “tirititito” aluden a la potencia de algunos poetas y asustan alevosamente a quienes ellos ven sin posibilidad. Utilizan la mala leche para tensar el ambiente y desbordar el recinto en sentimientos de ira. Alguien grita “!Becerra, Becerra! Y otros “¡Dux, Dux, Dux!” Los aplausos, los gritos, las rechiflas y la poesía. ¡Sí!, la poesía muestra su verdadera cara: la pasión.

Gustavo Alatorre, Raúl Sosa, Guillermo Córdova, Rebeca Mingo, Manuel Becerra, Lucero Balcázar y Mario Dux fueron algunos de los competidores que más destacaron por sus poemas y por el favor del público. También algunos de los enfrentamientos fueron de alta tensión como el de Ernesto Martínez Román versus Guillermo Córdova, por la capacidad histriónica de ambos. O el de Gustavo Alatorre versus Hugo de Mendoza por el nivel poético, que definió al ganador hasta el último instante, y por supuesto el de Mario Dux versus Manuel Becerra, que parecía no dar pistas de quién se llevaría el primer lugar.

Para la gran final se les dio una nueva oportunidad a aquellos poetas ardidos y en desacuerdo por sus malos resultados en el proceso eliminatorio. Se abrieron cinco espacios para que pudieran retar y elegir un octavo contrincante. Eduardo Ribé fue el que se logró colar, aunque más adelante Manuel Becerra le cobraría su osadía.

Adversario en el cuadrilátero generó diferentes opiniones, documentadas en medios electrónicos, como la reseña de Guillermo Córdova, en la cual nos dice: “La tensión crece, los nervios desbordan la garganta del Foro Alicia ¡que está lleno de bestias sedientas de versos!”. También en la prensa escrita (los periódicos Monitor y El centro), en donde se hace reconocimiento de la iniciativa del torneo deportivo-literario y su compromiso con la poesía. Aunque no todo fue color de rojo, también hubo quien descalificó el torneo “por poner en juego la seriedad de la poesía”, y otros que soslayaron el evento por que aseguraban, era manipulado por camarillas e influencinismo de grupo. Lo cierto es que esta propuesta generó un foco de atención y cumplió con el objetivo principal: poner a la poesía de boca en boca y hacerla del dominio público.

El referi al centro. Traje negro. Moño de catrín a la garganta. Micrófono en mano, anuncia…. “en esta esquina ―señala el rostro impasible del poeta― con 65 kilos de literatura pura y con estudios musicales en la escuela popular mexicana, dos años en radio intermediaria y un sinnúmero de versos que atropellan el mar: Mario Dux El titiritero Castel. El personaje salta como resorte, levanta las manos al compás del sacudimiento de las almas de sus fans que gritan enajenados su nombre. Nuevamente el referi: espera paciente. Un leve silencio, y continúa…. “y en la otra esquina con 55 kilos de Cantata Castrati, laureado con el primer lugar de un concurso de décimas y antologado en Madrid: Maaanuuuueeeeeelllllll El becario Beceeeerra”. En seguida la moneda al aire, alguien pide águila y uno de ellos se repliega en su esquina; el otro empuña su poema y lanza los primeros golpes. Una nueva historia se escribe con sangre.

Intentar unir la literatura y el deporte no es una idea descabellada, hay antecedentes que los vinculan. En las olimpiadas de Estocolmo en 1912 se dispuso la celebración de un concurso cultural al que denominaron Pentatlón de las musas y Pierri de Coubertin obtuvo la medalla de oro en el evento literario, gracias al poema Oda al deporte. En los juegos olímpicos de 1924 un anfitrión se adueño de la medalla de oro de los concursos literarios. Este fue Geo Charles, crítico, comentarista en la radio, autor de la laureada obra Los juegos olímpicos y que según la crítica literaria de sus contemporáneos imprimía en versos las fiestas en los estadios. Cómo olvidar a Juan Villoro con su ensayo Los goles y el tiempo publicado en febrero del 98 en la jornada semanal, y que después junto con otros artículos dieran forma al libro Dios es redondo, publicado por editorial Anagrama. Y qué decir de Nicolás Guillen que cultivó algunas de sus creaciones en el deporte, unas para aplaudir glorias y otras como vehículo para la denuncia, entre sus obras publicadas están: Pequeña oda a un negro boxeador, Elegía a Martín Digo y Deporte.

Primera caída: el silencio en el foro es inminente, el único sonido perceptible es la poesía que atraviesa los espacios. El hombre agita las manos, afila la mirada y modula la voz, unas veces es violín, otras, piano: ola que rompe en los peñascos. La voz se eleva, busca su cause, se acelera. Ya nada existe. La palabra trasciende, se transforma, el lenguaje cede mientras un instante poético se cimbra y se desgaja sobre la piel erizada de los oyentes… después, el ensordecedor ruido de los aplausos.

La intención es que el torneo sea anual y pretende crecer año tras año con verdaderos cronistas del deporte nacional que generen grandes expectativas en los participantes, y hagan el concurso más atractivo para los espectadores; ampliar los premios, que en esta ocasión fueron la colección completa de los discos que se han presentado en el Foro Alicia, un paquete de libros, y las copas en plata para los tres primeros lugares. Por supuesto se hará más publicidad, pues lo importante es sacar a la poesía del parnaso divino de unos cuantos que la tienen secuestrada en cielos extraños.

Segunda caída: la mandíbula se tensa, es en ella donde se cristaliza la energía. Él sabe que es definitivo este round. Si falla estará perdido. Piensa en las burlas y en las miradas humillantes de todo el foro. Siente miedo, pero lo oculta. También piensa en el triunfo y en todo lo que representaría para su ego literario. Podría escupirles la cara a quienes no creyeron en su poesía. Intenta concentrarse, busca el poema que lo ayudará. Sigue buscando entre el cúmulo de hojas. Por fin lo encuentra ¡Claro! Escoge el más potente. La campana suena, y sin decir agua va, le conecta un gancho al hígado y lo noquea con un derechazo al rostro. El hombre cae a la lona. El referi cuenta: uno, dos, tres… siete, nueve, diez. El ganador con el alma erguida recibe las maldiciones y los vituperios de sus enemigos, los cuales se desgalillan de furia.


El tercer lugar fue para Gustavo Alatorre, quien derrotó al uruguayo Raúl Sosa en un encuentro bastante parejo. Posiblemente en un futuro no muy lejano la poesía retome su verdadero sentido y auténtica dimensión, pues esta es la que apuntala todas las artes: sin poesía no hay arte, y no hay arte sin poesía. Quizá cada pugilista literario en el futuro deba esforzarse para ser digno representante en un “mundial literario de la palabra”, y así podamos vivir la literatura y la poesía en un estadio de futbol, en una cancha de tenis o en el rebote de un balón de basketball, en pocas palabras, que la poesía pueda llegar a ser un deporte intelectual.
Hay un leve receso para darle aire al último combate. Los comentaristas, en fases anteriores El Tigre Famélico y Oliver, y para esta final, Hugo Garduño, Ian Soriano y Valentino Grimaldi siguen haciendo de las suyas. Hacen un recuento de todos los contrincantes. Hablan de Lucero Balcázar y su arrebato de cólera contra los jueces. Mónica González escucha los comentarios misóginos de Garduño y los desdeña con disimulada clase, sabe que su poesía vale lo mismo que la de algunos varones poetas. Ian Soriano es moderado, habla de cómo se embelesó el Rojo Córdova, uno de los favoritos del evento, que mezcla poesía y performance y que no leyó el emblemático poema del Padre soul que muchos afirman lo hubiese llevado a la final. El receso más que calmar los ánimos, los eleva. Hay quienes imaginaban a Gustavo Alatorre con la corona, comienzan los insultos entre algunos poetas, el foro se divide, los perdedores buscan un finalista para aliarse y así volcar su frustración. Cada poeta escucha los consejos de sus seguidores. Hay quienes les dicen “que no lo deje vivo, que recuerde que esta pelea es a muerte, que no se confié, y que no debe por nada del mundo darle la espalda”. La euforia crece y todo esto se convierte en coliseo romano. La campanada deja fríos a los espectadores.


“A veces él no advierte el escalón
Ni el muro enfrente ni la puerta en llamas.
De repente me pierdo, me derrumbo.
Ahora sigo, camino desgarbado,
Menstruando el ruido del relámpago...”

Manuel Becerra


versus



Mario Dux Castel


“Mi oración, la oración de él,
del tú, del yo, del universo vagabundo,
y un sin fin de flores en el aire,
lloverán de mi oración.”


Tercera y última caída: llegó el final para el torneo, y lo que antes era adrenalina se convierte en un mar de sangre, cada poeta se encuentra agotado y con el cuerpo amoratado por los golpes, el desfiguro en el rostro más que conmover insita al público a la violencia. Los versos se trenzan como perros de pelea, las metáforas muestran sus garras con restos de pellejo, y las imágenes se desbordan en el ambiente, crean un inmenso poema que vibra con intensidad en la mente de los presentes. Los hombres caen y se levantan, no quieren claudicar, el referi quiere detener la pelea, pero el público no lo permite y lo saca del ring. El nivel de poesía es cada vez más intenso. Becerra resbala, no entiende qué está pasando. Mira el protector de su boca volando por los aires; ya en el suelo ve el pie de su contrincante, sabe que está perdido. En la lejanía escucha el conteo. La mirada se nubla y la conciencia se pierde en un túnel negro. En la realidad Mario Dux Castel levanta la copa ante un público dividido y desgastado. Es entonces que me doy cuenta que el ganador del torneo fue la poesía.


“Perra palabra, en qué cairel
Del cielo o el infierno
Te he encontrado,
Obscenamente vestida,
Mascando los rabiosos versículos
O los perfumados aires de poetancia
de mis contemporáneos...

Pequeña ridícula, graciosa,
!El bufón del estrado te saluda!”



Gustavo Alatorre


*Cravan era radicalmente presuntuoso y engreído y se jactaba de ser poeta, boxeador, conferenciante, crítico de arte, sobrino de Oscar Wilde, desertor, bohemio, provocador nato, fanfarrón. Sobre todo era fanfarrón, capaz de desafiar al campeón mundial de los pesos pesados, Jack Johnson, en un combate en Barcelona que acabó con Cravan en la lona en el primer asalto. Había engañado a todo el mundo presentándose como campeón europeo de los pesos pesados cuando no era más que un amateur y, además, la noche anterior había desaparecido en los bares de la ciudad y se presentó al combate con una borrachera descomunal. El escándalo fue mayúsculo y Cravan tuvo que cambiar de aires (algo a lo que estaba acostumbrado), eso sí, había conseguido el dinero suficiente para huir a Nueva York, donde siguió con sus bravuconadas y borracheras. Fue uno de los episodios más conocidos de su vida y uno de los que mejor le retrata, era un niño grande que necesitaba beberse la vida a tragos (de whisky o de coñac, a ser posible).

miércoles, 20 de febrero de 2008

Galería de fotos en el Foro José Martí

(Primera fase)

Eduardo Ribé


El Jurado: (de derecha a izquierda) Marcos Daniel Aguilar,
María Cruz,
Adriana Tafoya, Víctor M Muñoz



El Réferi: Andres Cardo



Mónica González Velázquez


Lucero Balcázar

Homenic Fuentes

domingo, 17 de febrero de 2008

Participantes del torneo

Antonio Luna, Ernesto Martínez Román, Jair Contreras, Omar Ortiz Ruiz, Rebeca Mingo, Mónica González Velázquez, Homenic Fuentes, Fausto Alzati, Luis Caballero, Eduardo Ribé, Manuel Cuautle, Guillermo Vega Zaragoza, Jesús Alvar, Fernando Reyes, Josué Galván, Yaxkin Melchy, Víctor Ibarra, Miriam Roa, Israel Ramírez Reyes, Juan Carlos Ramírez Mosqueira, Martín Dupá, Arturo Alvar, Agustín Morales Carvalho, Hugo de Mendoza, Jorge Ramírez, Raúl Sosa, Felipe de Jesús, Edgar Khonde, Eduardo Portillo Abundis, Ana Nieblas, Mario Dux Castel, Gustavo Alatorre, Manuel Becerra, Juan Ocampo Valle, Pedro Emiliano, Lucero Balcázar, Edgar Khonde, Guillermo Córdova, Mario Waits, Irving Ricardo, Tonatihu Mercado, Yaxkin Melchy.

lunes, 11 de febrero de 2008

Hospital

Mario Dux Castel


Me habló de la falla mental, del origen de la locura,
del desvarío alcohólico, del verso que pintó en una celda,
me habló de las mujeres amarillas, de las mujeres sin labios,
sin orejas, sin tacones, sin dedos y con jaulas donde guardan
ojos, me dijo: Dios es un secuestro, me pregunto:¿Tu también
eres un accidente?. Dos veces pinté el mismo cuadro, revelé
diez fotografías de un mar sin sol, he nacido 1002 veces
con la misma ropa, con el mismo nervioso mirar, he sido
el mismo accidente. Soy tu jarrón sin agua, soy botella, soy
voces agazapadas para llover en la niebla,en el cristal,
soy un cabello al cual no se puede extirpar un cuadro
de Mondrian, una canción sin vestido, un cuervo, un vehículo
que atropella el mar… Mis manos tropiezan con tus besos,
de mi camisa caen amarillos doloresde verte sentada en mi
cabeza. Estás drogada y sin zapatos en el polvo del adiós, cae
con el avión al mar, con el lápiz al dibujo, cae al púrpura rugir
de mi mano.Quiero ser espuma, bote de basura, rencor
para tu café, para tu ropa orgasmo de flores, camisa
de lágrimas, tus pies en mi boca son bendición.

Canción a oscuras

Manuel Becerra


El invierno me ha dejado ciego.
El perfume del verso me lleva...
Me lleva de la mano su perfume
Por este corredor sin Dios ni lámparas,
De mármoles enfermos y gastados.
Voy caminando los tablones viejos.
El verso desgarbado, menstruando,
Me lleva de su mano de fantasma.
¿Por quién es llevado él en el pasillo?
A veces él no advierte el escalón
Ni el muro enfrente ni la puerta en llamas.
De repente me pierdo, me derrumbo.
Ahora sigo, camino desgarbado,
Menstruando el ruido del relámpago,
Guiado por la luz y una voz
En este corredor de enfermos mármoles,
Donde sigo el camino que me dicen,
Donde no advierto el escalón y el muro
Ni la puerta ni el incendio,
Donde llevo de la mano a un hombre
Al que el invierno ha dejado ciego.




La muerte se muda al cielo

Gustavo Alatorre

De Guardar el infierno


II

En el asceterio de tus ojos has rezado, burlona,
Envenenando esta palabra monje con tu gemido.
Mas he tumbado tu muerte a risotadas
Y ahora seria me contemplas
Con la complicidad del muerto;
Tendida, con la respiración de péndulo de tu infancia,
Sobre la cama casta, la virginal almohada,
Con la impureza de tu ángel malo
Gimiéndome en el rostro.
Tu muerte
es como cerrar los ojos, burlona,
Como palpar a tientas la blancura de un sepulcro
Y encontrarte,
Distraída, alba y grácil,
Como una flor de sol entre la peste del pantano.
Descubrirte hermosa, burlona,
Esa es tu verdadera muerte.


III


Berceo, graciosa,
Hubiera mentádote
La madre, o llorado en largas risas de cinismo
Sobre la cópula más fría
Que hoy me ofreces.
Pero aqueste calavera,
Aqueste beato del medio siglo que te silencia,
No haya en decidir
Entre la esfinge progenitora
O el feroz portazo.
Tus flores, mi loca,
¡Tus flores!
Quemadas sobre la mesa de la tarde,
Son para mí el orgasmo y la cadencia,
Lo polvo
De lo humano que me sobra,
Lo bestia del olvido
En que se pudren
Los amantes.




Zopilote

Raúl Sosa


Si pienso adonde miro
de manera curiosa
me descubro tranquilo
como si espejo fuera
el entorno observado
cierto que esta mirada audaz
lejos se lanza
el premio a ese su vuelo
es el sensual disfrute
con los cansados cerros
y la palabra cerro
que estoy utilizando
por convención urbana
no es más que referencia
de acuarela manchada
a veces muy precisa
otras veces velada
yendo de los azules
al verde más diverso
con un perfil de gris
y un pardo más intenso
con manchones de negro
de testarudas ramas
pero si al cielo miro
vacilante es el negro
zopilotes silentes
que vuelan o que danzan
ahí es que me descubro
seducido y absorto
otra vez por su juego
majestuoso planearen suave movimiento
como tai-chi del cielo
encarnando un sutil
ideal de equilibrio
evocando tal vez
un aéreo arquetipo
zopilote: seguro y bello
como fatal quimera
solamente a lo lejos en un dejarse ir sin prisa
navega en lo más alto
sin brújula, bitácora ni mástil
tijeretazos prietos
velamen son sus alas
por último bien sabe
que lo suyo será
sortear sereno
espumas encrespadas
no ya de bravías olas
sino de nubes- pinceladas
caricias en jirones
del artista mayor
su navegar despierta
aquí en la tierra,
envidia del hombre sedentario
pero será nomás
un puro cabotaje
ya no de verde en verde
sino de hedionda carroña que se pierde
por otra igual
sorprende verte ahora tan de cerca
eres lo opuesto de aquél en lontananza
distinto de otras aves
ni al águila emblemática
ni al noble halcón
tú te pareces
repugnante, torpe y desgarbado
al macabro festín despacio llegas
adelantándote al gusano y al coyote
obediente cumples con tu sino
limpiando el animal despojo
con tu pico picoteas
y no sólo te salpicas¦
tu quimérica figura descuartizas
sin saberlo
hoy tanático y paciente
como otrora en las alturas.




Cristófalo

Guillermo Rojo Córdova

1.

Entonces volveré al río pelota
(para que por un momento deje de ser escalera de cascadas)
y poder así sentir entre mis dedos
toda el agua
(gota a gota)
de pasadas y futuras mis vidas todas

2.

Tal vez los pájaros no cantan en la negrura de la noche
porque sus abuelos les dijeron
que el párpado cerrado del día:
es la cara tangible del silencio


3.

Mis bubis son lobas de alcantarilla
Diosas Marte apestosas
que en las noches maman leche
de las puntas de las estrellas

Mis bubis babean sexuales
por cachetadas rojas indelebles
y por inyecciones que las punnzen lentaselectrizantes

Mis bubis se rascan con sus garras de perra
y sacan la lengua para lamer
golosas el asfalto:
(mis bubis están en celo
y el cielo se está viniendo
los dioses me están chupando
mis pezones están ardiendo)

A rastras
ái viene
un Cristofalo
aullando




D.F.latio

Lucero Balcázar

En Alguna azotea de la Ciudad de México
está ondeando tu ropa
oreando lujurias
sola
seduciendo al viento
que pasa de largo
sin detenerse en el sudor
y el semen que lleva tatuados

Oreando lujurias
tu ropa se ha deshecho de ti
y es que eres insoportablemente
rígido
no sabes
no quieres volar
lo gritan las mangas de tu camisa
que se agitan
danzan
acarician
pelean
se vencen
se proclaman
dirigen a una orquesta
o un orgasmo

Mientras tus pantalones
bailan un son chilango
te maldigo
por ser tan imbécil y politizado.
Te maldigo
y como tus patalones
abro las piernas al viento
para que se lleve el corazón
que me dejaste adentro.




Trompeta justiciera

Mónica González Velázquez

Itinerante en el sano juicio
y en la espesura
que el humo del tabaco
provee en la bocanada,
esta lengua insatisfecha
(de palabras arremolinada)
nunca soñó su destino.

El viaje en colectivo,
el sabor rancio de la merienda
al lado de su comparsa
era soportable.

Pero un día la mano (siempre herida)
escuchó la trompeta justiciera
de un arcángel divino
y con fino tajo
el cuello cercenó a su amante.

Nadie desmintió los diagnósticos
(a fugaz tropel no pudo escapar)
y miró pasar los días
por entre los barrotes de una celda
y todos los días peinó sus crespos largos
y suspiró al recordar el olor a hierro
entre sus dedos.

Con gesto adusto confesaría más tarde:
Lo maté, porque era mío.



Tanatologismo

Eduardo Ribé

Me quiero morir
y no es por dolor o cansancio
no es que esté harto de la vida
ni mucho menos,
ni siquiera es por seguir a alguien
o porque no quiera llegar a viejo,
no es por escapar
o porque necesite salir de aquí,
no es porque crea que a todo
se lo va a llevar la mierda
ni porque nadie me entienda,
no es que me siga el fantasma romántico
del suicidio
o porque quiera pasar a ser leyenda,
tampoco es por falta de felicidad
o por hastío o por depresión
sencillamente
me mata la curiosidad.